"Soy consciente de que el camino es largo y hay que ir paso a paso y un paso detrás del otro"
Despedimos el mes de marzo de la mano de nuestra "8M - Imparables" María Losada Gifra, jugadora del Club de Rugby Sant Cugat, Internacional España XV y 7s y Campeona de Europa en Rugby XV.
Aunque se termina el mes y con él nuestra particular celebración de la Mujer, en Deinde somos conscientes de que las mujeres son mujeres todo el año y hay que darles voz los 365 días.
Empezaste a jugar al rugby con 16/17 años y a día de hoy estás en la élite del rugby español. ¿Qué mensaje le enviarías a todxs los que están pensando en emprender nuevos retos?
Les diría que intentarlo siempre es el primer paso. Muchas veces tendemos a decir “quizás no sea para mi” o “quizás no me guste” o “quizás no sea bueno”. Hay veces, como es mi claro ejemplo, que empiezas algo y no te termina de convencer o no eres suficientemente bueno en ese principio, pero si le dedicas tiempo y esfuerzo a lo que te gusta y a lo que quieres conseguir al final llegas a eso. En mi caso yo llegué a la élite deportiva gracias al trabajo y al estar día a día.
Cuando empecé en el rugby no tenía ni idea, no me gustaba porque me frustraba y creía que era malísima en comparación con mis compañeras. Pero luego le dediqué tiempo y esfuerzo y con eso conseguí llegar a donde estoy el día de hoy. El primer paso siempre es intentarlo y lanzarse sin miedo.
¿Cuál fue tu primera impresión cuando fuiste convocada por primera vez por la Selección Española?
Recuerdo que estaba en mi casa cuando me llegó el correo. Estaba en el baño y fue como “¡tengo un mail de la federación!”. Me levanté corriendo, fui al comedor y dije: me han llamado para ir con la Selección Española. Y cuando dije eso en voz alta me puse a llorar porque de repente me di cuenta de que era real.
Hubo muchos sacrificios para llegar allí y me sentí muy contenta la verdad. También fue un poco inesperado porque me llamaron muy poco después de empezar a jugar al rugby. No era algo que ansiaba desde que tenía 4 años, porque a aquella edad me dedicaba a otros deportes, pero sí que es cierto que soy una chica bastante competitiva y cuando empecé a jugar al rugby me dije que me gustaría ser la mejor versión de mi como deportista. Ese primer paso de llamada con la selección me emocionó muchísimo.
¿Y cómo vivió tu familia lo de tener un segundo miembro en la selección?
Todos lo sentimos mucho desde dentro porque era el deporte de mi hermano y al final se ha terminado convirtiendo en el deporte familiar y hasta mi padre lo practica.
“Me faltaba que me enseñaran que las mujeres podemos ser referentes”
¿Has echado algo en falta en tus inicios en el rugby que consideres imprescindible para las generaciones que vienen?
Referentes. A mí nadie me enseñó que podía practicar otros deportes que no fueran los estipulados como deportes para chicas. Empecé haciendo ballet clásico, que era lo que se suponía que tenía que hacer, pero no era mi sitio. Me encanta bailar y es algo que he disfrutado muchos años, pero aún así, soy una chica grande, voluminosa, y en el mundo de la danza no encontraba mi sitio, pero tampoco tenía referentes de que había mujeres que practicaban este deporte.
Pero ya no solo en el deporte sino en general, en otros ámbitos de la vida, a mi me faltaba que me enseñaran a nivel social que las mujeres podemos ser referentes y que podemos hacer otras cosas que no sean las estipuladas por los cánones de género que hay a socialmente.
En varias entrevistas has dicho que en tu infancia y adolescencia tus únicos referentes femeninos eran tu madre y tu abuela. ¿Ha cambiado algo a día de hoy?
Si. Cuando entré en el primer equipo en el que estuve, mis compañeras ya eran jugadoras de la selección; creo que fue ahí donde me di cuenta por primera vez en mi vida admiraba a alguna persona que no fueran las cercanas a mi, y eso me abrió un mundo.
Con el tiempo creé el proyecto “Mujeres en Sociedad”, a través del que hago entrevistas y trabajo en escuelas, institutos y centros educativos para enseñar a crear referentes.
Las entrevistas que hacía durante la cuarentena eran a mujeres que hacían cosas en diferentes ámbitos de la sociedad, no tenían por qué ser conocidas, sino que eran simplemente mujeres que hacían las cosas bien y que por ello podrían ser referentes. Mi propósito era de alguna manera enseñar a las nuevas generaciones a decir: “puede que encuentres tu referente en la mujer que tienes al lado, que no tiene que ser una superheroína o destacar en ningún sentido, sino que simplemente puede serlo”.
Mujeres en sociedad
¿En qué fase se encuentra actualmente tu proyecto “Mujeres en Sociedad”?
Está parado en cuanto a las entrevistas, ya que me estoy centrando más en la parte del programa de prevención y trabajo de autoestima en colegios, centros educativos y universidades.
La idea de este proyecto son 6 talleres en los que se trabaja la autoestima y el autoconcepto en individual y en colectivo, y que se termina de materializar a través del deporte, en este caso el rugby.
Se enseña una serie de valores y ejercicios en los que se trabaja el “quién soy yo” y “quién soy yo en sociedad”. El objetivo es poner en valor que el respeto y los valores que tenemos en el rugby son los valores de la vida y que a partir del respeto se abren muchas más oportunidades y caminos que rompen con esos estereotipos de género que nos han enseñado.
¿El proyecto está ya implementado en algún centro?
Está abierto a que se pueda coger el taller completo, pero al final en los centros educativos por desgracia no se destinan suficientes horas a ese tipo de acciones.
Lo que estoy haciendo en diferentes centros de Barcelona son pequeñas charlas-talleres, algo más sintetizado en 1 hora o 2 horas de sesión en las que explico mi trayectoria, cómo lo he vivido y después se hace un poco de rugby. Se intenta trabajar de la manera más concreta posible lo que se haría en un período más largo.
¿Cómo ven el taller estos chicos y chicas? ¿Están implicados?
En este tipo de iniciativas es muy importante que el centro educativo esté dispuesto a trabajar ese tipo de cosas. Por ejemplo, en el último centro que visité en Barcelona ya habían trabajado durante todo el trimestre referentes femeninos.
En la asignatura de Educación Física, en vez de enfocarlo como una clase sin más en la que se practican diferentes deportes, lo hacen a través de referentes y, el trimestre que hicieron rugby, la referente era yo.
Entonces llegué al colegio con un terreno ya allanado. La gente ya tenía un referente. Llegué allí y los chicos y las chicas ya sabían de antemano que es viable que una mujer practique rugby, que lo haga de una determinada manera, que lo haga bien y que pueda ser un referente tanto para ellos como para ellas. Con ese terreno ya allanado es más fácil entrar en cambiar ese chip y romper con esos estereotipos de género que llevamos arrastrando muchos años.
En España tenemos grandes deportistas, tanto mujeres como hombres, ¿la brecha de género sigue siendo palpable en pleno 2022? ¿Es algo que has experimentado en primera persona?
Por suerte, a nivel económico en cuanto a dietas se refiere, en la selección de 7s estamos en el mismo nivel, entonces ahí no hay diferenciación. Donde sí que notamos diferenciación es a nivel patrocinios, y es muy importante que instituciones en general den más visibilidad a las mujeres porque se sigue dando prioridad al deporte masculino y por lo tanto es más fácil conseguir patrocinios.
En nuestro caso, somos nosotras, las jugadoras, las que luchamos para llegar a más mujeres. Si los medios de comunicación no nos hacen caso, nosotras seremos las pesadas de las redes sociales que muestran todo lo que los medios de comunicación no quieren mostrar.
Es una lucha permanente entre buscar el equilibrio y apretar entre comillas a tu federación para que busque esa igualdad constantemente. Cuando no nos gusta algo se lo decimos, cuando queremos reivindicar cualquier cosa también lo hacemos y a la vez ellos trabajan también para conseguir esa igualdad en el deporte nacional.
¿Qué tal la experiencia de amadrinar clubes con el proyecto #YoSeréLeona?
Es una experiencia muy chula, y poder tener como referencia a una jugadora internacional a nivel de club ayuda muchísimo a que las pocas niñas que hay en las categorías inferiores se enganchen al deporte y se quieran quedar.
Cuando eres pequeña no te enteras o no entiendes lo que significan los estereotipos de género, pero cuando llegas a la adolescencia es cuando más fuerte te dan, y es cuando más cosas te planteas. Que las adolescentes nos vean como referentes y sientan que estamos ahí para ellas y que vamos a ayudarles en todo lo que necesiten da ese plus de decir “pues me quiero quedar, me siento arropada y me lo paso bien”.
El amadrinamiento funciona positivamente y ayuda sobre todo, no tanto a captar niñas, que también, sino a mantener las que hay.
“Cuando vives la desigualdad desde dentro, la oportunidad de dar otra visión es una obligación”
¿Tus retos para 2022?
Tengo muchos, pero creo que el principal y el que me repito todos los años es seguir buscando la mejor versión de mi misma, tanto dentro del deporte como fuera, sea a nivel de trabajo, de deporte, personal, de autoconocimiento y de explorar un poco por ahí.
No soy una mujer de objetivos sino de ser consciente de que el camino es largo y hay que ir paso a paso y un paso detrás del otro.
Algo a reivindicar todos los 8 de marzo
Muchas cosas (ríe). Creo que es importante reconocer el camino que hemos hecho hasta el día de hoy, pero también darnos cuenta de las muchas cosas que podemos cambiar.
Siempre hay la opción de intentar mejorar las cosas, y creo que desde una perspectiva positiva se cambian mucho mejor. Es verdad que hay que salir a la calle, quejarse de lo que no nos gusta, pero siempre dando opciones.
Cuando vives la desigualdad desde dentro, la oportunidad de dar otra visión es una obligación. Decir: “yo lo vivo de esta manera y me gustaría vivirlo de esta otra, ¿qué puedo hacer para tener esto? Y hacerlo en colectivo, ayúdame a conseguirlo, no te estoy echando de aquí”.
Tu mejor recuerdo de todas las competiciones en las que has participado
El mejor y el peor recuerdo que guardo son ambos de cuando competí en el clasificatorio en el Preolímpico Europeo, una de las situaciones más exigentes que he tenido en mi vida.
Estar casi 3 semanas en Sierra Nevada, donde hacíamos entrenamientos durísimos, fue un muerte y destrucción para cada una de nosotras, pero nos unió muchísimo como equipo. De ahí fuimos a Biarritz, donde quedamos cuartas del Mundial de las Seis Mundiales, y luego de ahí nos fuimos al Preolímpico.
Todo ese año, ese proceso de decir “estamos luchando por un sueño que llevamos mucho tiempo trabajando” fue uno de los recuerdos más bonitos, pero también de los más duros, porque fue cuando perdimos la plaza a los Juegos Olímpicos y cuando me lesioné por primera vez en la rodilla.
Tu referente en el rugby
Mi hermano, 100%.
Si tuvieras que destacar un valor del rugby por encima de todos, ¿con cuál te quedarías?
Con el respeto, por y para todo. Creo que es la única manera de poder ser y dejar ser al resto, tanto en el deporte como fuera de él. Para mí, sin respeto no hay libertad y sin libertad no hay derecho de poder ser una misma y serlo de la manera más libre posible.
Un tercer tiempo que permanecerá para siempre en tu memoria
Uff, que pregunta… (ríe). No sabría decirte, pero creo que cuando ganamos el Europeo en el 2018.
En el 2018 empezamos muchas jóvenes a crear un nuevo proyecto, ganamos el europeo y fue uno de los recuerdos más bonitos que tengo a nivel de rugby XV. No recuerdo especialmente el tercer tiempo, pero si el momento de después de decir “buah lo que nos queda juntas y todo lo que vamos a conseguir”.
París 2024, ¿sí o no?
Si. Haremos lo que sea para llegar. Otro reto más. Paso a paso, hay mucho que recorrer.